lunes, 22 de mayo de 2017

EL CARIÑO A LAS COSAS

Un hombre enterró su camión tras 50 años de trabajo:
"Fue una parte muy importante de mi vida"


(de la nación)

Un uruguayo tomó la llamativa decisión de enterrar su camión. Alcides Ravel, de 83 años, compró el vehículo en 1969 y trabajó arriba de él numerosos años. El extremo afecto que le tiene no le permitió desguazarlo o donarlo. "Gracias a él logré comprar mi campo y criar a mis hijos", afirmó el hombre al diario El País de Uruguay.

En ese entonces, el camión le costó a Ravel casi 4 millones de pesos uruguayos. Hace unos días decidió que había llegado el momento de desprenderse del vehículo que lo había acompañado la mayor parte de su vida. El vehículo había dejado de funcionar hace unos años por una falla en el motor y permanecía guardado en un galpón.

El campo que se compró con sus años de trabajo arriba del camión, fue el lugar ideal para enterrarlo. "Fue una cosa sencilla", dijo Ravel, oriundo de Barker, en Nueva Helvecia. Su esposa prefirió no estar presente durante el "sepelio". La mujer se opuso al entierro por el valor sentimental que también le tenía.

Durante dos días y con la ayuda de tres hombres y una retroexcavadora, el Ford verde de más de 1,50 de alto quedó depositado en la fosa. Alcides creyó que era una buena idea colocar una lápida: el guardabarros de otro camión, en el que inscribió la fecha del entierro.

El camión y su trabajo le permitieron a Ravel recorrer todo Uruguay. "Fue una parte muy importante de mi vida", le contó a El País. "Ser camionero no tiene horario: en aquel tiempo cargábamos en Melo e íbamos hasta Montevideo, que eran unos 400 kilómetros, pero como en esa época el camino era de balastro, ¿sabés cuánto demorábamos? Cerca de 12 horas. Hiciéramos lo que hiciéramos antes de esas horas no podíamos llegar", recordó Alcides.

Pese a que ya no maneja porque no tiene registro, Alcides dice que todavía no está jubilado. Sigue trabajando en su campo, en Nueva Helvecia, con el ganado y a varios metros del camión que le dio todo.


Comprendo bien a don Alcides: he sentido lo mismo cuando, tras diez años de uso, me desprendí de mi poderoso Opel Rekord, aunque se lo vendí a un buen amigo que lo conservó diez años más, aunque no creo que lo enterrara.

4 comentarios:

  1. Es un modo muy expresivo de mostrar el cariño hacia la herramienta de trabajo de su vida.
    Muchos lo harían con su vehículo o con su máquina de coser manual pero ahora no es facil halla TERRENOS en donde hacer eso.

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    1. Efectivamente, encontrar el terreno adecuado, a un precio asequible, puede resultar imposible.

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  2. Entiendo el cariño que le había cogido,
    aunque lo de enterrarlo es un poco heavy.

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